viernes, 6 de mayo de 2011

Lectura Recomendada I


LECTURAS COMPLEMENTARIAS


Lectura  recomendada I


ELABORACIÓN DEL ESQUEMA CORPORAL


            Según Vayer, Pierre (1.984) el esquema corporal puede definirse como la imagen que cada individuo tiene de su cuerpo, relacionado con el espacio y el tiempo; alrededor de ésta imagen se estructura la personalidad, la cual se va desarrollando a partir del surgimiento de formas y funciones nuevas, preparadas por fases anteriores.

            Esta estructuración se inicia con la identificación del yo corporal,  posteriormente continúa con la organización de los datos provenientes del ambiente relacionándolos consigo mismo y, finalmente, con la integración de la toma de conciencia del espacio, lo que determinaría una adaptación entre el individuo y el medio.

            Este proceso evolutivo se inicia en la infancia y se completa alrededor de los doce años, siendo las etapas más importantes la de los años de preescolar y la primera etapa de los estudios básicos, que es cuando se forma este concepto. Posteriormente se convertirá en la base de la actividad práctica y de la actividad consciente. Este conocimiento del cuerpo se va constituyendo muy lentamente, en función de la maduración del sistema nervioso como resultado de experiencias corporales tanto de motricidad como afectivas. Esto último nos indica la importancia del  “otro” en la adquisición de la noción del cuerpo La imagen del otro, tal es el caso de la madre, es fundamental en el descubrimiento de si mismo, porque es a través de su contacto afectivo que el niño adquiere conciencia de sí y la va integrando a esa elaboración permanente de la imagen donde cualquier cambio generará nuevas estructuraciones.

            La noción del esquema corporal se adquiere a lo largo del desarrollo, desde el nacimiento hasta alrededor de los doce años. En los tres primeros meses la evolución de la motricidad depende de la evolución nerviosa, la mayoría de los movimientos son reflejos que están ligados a la estructura neurológica y a la maduración del sistema nervioso. El esquema se reduce en esta etapa a la zona oral y a datos de su cuerpo: musculares, articulares, laberínticos y cutáneos. Posteriormente, se van incorporando los datos táctiles y auditivos; los reflejos laberínticos provocan la orientación de la vista estableciéndose una coordinación entre la visión y el juego de manos.

            Progresivamente el niño va adquiriendo control y conciencia de su cuerpo, esta conciencia va a organizarse gracias a la actividad motriz: la representación completa del cuerpo finaliza hacia los doce años y es cuando las condiciones psico-biológicas dan lugar a las condiciones psico-sociales que permitirán el desarrollo del yo psicológico.

            Es importante destacar el papel de la maduración en el proceso de crecimiento del niño, ya que el yo corporal se desarrolla a partir de experiencias que van organizando mejor los movimientos que le permitirán culminar nuevas acciones, dependiendo todo esto del sistema nervioso central: este se desarrolla durante los  nueve meses de la gestación y aunque el tamaño del cerebro al momento de nacer es casi igual a su tamaño final, posee una parte menos desarrollada: la corteza cerebral, que regula las funciones complejas y los procesos superiores.

            Todo esto culmina con la definición de la lateralización y la mielinización del cuerpo calloso que permite la precisión motora y funciones superiores del ser humano. Esta inmadurez cortical facilita para que el enriquecimiento ambiental actúe para alcanzar un óptimo desarrollo. Este proceso culmina aproximadamente en los años escolares.




            Existen algunos elementos que conforman el esquema corporal:

 1.  Conocimiento del cuerpo
 Este conocimiento se construye a partir de la sensación y se emplea el cuerpo como medio de relación con el mundo y, posteriormente, como medio de expresión y comunicación. La conciencia del propio cuerpo le llevará a las diferentes posiciones de él con respecto al espacio así como a relacionarse con dicho espacio a través de todas las formas posibles de desplazamiento.

2. Lateralidad
Es una percepción interior que determina los segmentos dominantes, es consecuencia de la actividad motriz; se va integrando a los esquemas de conducta y patrones de identidad. Se establece alrededor de los seis años.

3. La actitud:
Es la postura individual, inconsciente e involuntaria, en donde cada segmento del cuerpo está equilibrado en posición de menor esfuerzo y máximo sostén.

4. La respiración
Es un acto involuntario y reflejo que puede controlarse voluntariamente. Su calidad determina la calidad de nuestras vidas, su alteración se manifiesta en el estado psíquico de los individuos.

5. La relajación
Es una expansión voluntaria del tono muscular, acompañada de una sensación de reposo; permite la disminución de la tensión muscular que repercute en el comportamiento.


NOCIÓN DEL OBJETO


            Mediante los movimientos de su cuerpo, específicamente a través de la prensión y a las manipulaciones,  el niño entra en contacto con el mundo de los objetos, descubriendo de igual manera nociones de adentro, afuera, arriba, abajo; a partir de los primeros desplazamientos construye las nociones de  cerca, lejos y límites. La experiencia visual está relacionada con la experiencia activa.

            Partiendo del cuerpo y su entorno, el niño va organizando y conquistando el espacio, acciones que se encuentran íntimamente unidas a la formación del esquema corporal.        La actividad corporal prepara las operaciones lógicas  ya que estas se asientan en la coordinación general de las acciones con anterioridad a su formulación en el plano lingüístico.

            Paulatinamente, el niño va tomando conciencia  y dominando los elementos  que conforman el mundo de los objetos a partir de sus desplazamientos y la coordinación de sus movimientos. De la misma manera se elaboran las nociones de tiempo, ya que como en la construcción del espacio el cuerpo es la referencia, de igual forma el tiempo es el espacio vivido.

NOCIÓN DE LOS DEMÁS


            La actividad motriz del niño le permite entrar en relación con el entorno y     reconocer el mundo de las cosas; esto le otorga al medio un papel preponderante en su desarrollo. Es partir de ese reconocimiento que logra establecer el mundo de las cosas y el mundo de los demás, logrando diferenciarse e irse adaptando progresivamente con el objeto de  integrarse.

            Al relacionarse con los demás los hace esencialmente en el plano afectivo a través de manifestaciones tónicas y posturales, haciéndose visible la actitud y la expresión corporal.  Estas manifestaciones generalmente son pasajeras, pero pueden convertirse en estados permanentes capaces de perturbar sus posibilidades de aprendizaje, obstaculizando de esta manera su desarrollo.



Fuente

Gordils, Marilyn. La danza como recurso para la adquisición de destrezas en niños con discapacidades leves. Trabajo especial de grado para optar al titulo de licenciada en danza, mención Docente de danza clásica. Iudanza 2.002

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